HABLAR DE DOMITILA, HABLAR DE MENOCCIO
“Venimos desde el Infierno
a pedir tu protección
todos tus hijos los Diablos
¡Mamita del Socavón!…”
Verso de los carnavales de Bolivia
Durante la lectura de El queso y los gusanos de Carlo Ginzburg no puede evitar relacionar la historia con un relato leído años atrás: “Si me permiten hablar…Testimonio de Domitila, una mujer de las minas de Bolivia”. A pesar de que El queso… se inscribe dentro de la microhistoria y Si me permiten hablar… dentro del testimonio, encontré elementos comunes como el hecho de que los dos tuvieran como protagonistas a sujetos de carne y hueso –un molinero de la edad media y la mujer de un minero boliviano– capaces de rebatir públicamente las ideas políticas y religiosas dominantes de su tiempo, aún a costa de su propia integridad. Pero la relación no se quedaba tan solo ahí. También había muchos otros puntos en común, en primer lugar, el hecho de que los protagonistas de las historias pertenecieran a las clases populares y no tuvieran reconocimiento por sus ideas o por sus obras más allá de su limitado entorno. El uno era un hombre más bien oscuro con una muy particular visión del mundo formada por una colcha de retazos que por momentos muestra débiles pespuntes. De allí se explican su muy personal manera de entender los textos de su época, sus contradicciones, sus versiones propias, el olvido sus fuentes y, sobretodo, su permanente batalla contra sus acusadores y más que contra ellos, contra sí mismo. La otra era una mujer humilde que desde su infancia estuvo sometida a múltiples discriminaciones y cuya formación académica se limitó a unos cuántos años de escuela cursados a punta de sacrificio. Una mujer que también se contradice por momentos, habla de sus lecturas marxistas que tanto le sirvieron para su formación pero jamás menciona títulos específicos y utiliza palabras extrañas que no existen en el idioma quechua ni en el aymará.
En segundo lugar vi que tanto el historiador Carlo Ginzburg como la educadora Moema Viezzer no buscan con sus libros la representatividad de las ideas de sus personajes, es decir la representatividad de una mentalidad colectiva del mundo campesino del medioevo europeo, en el caso de Menocchio o del minero de los años 60 en Bolivia, en el caso de Domitila. De inmediato pensé entonces en el sentido que tenía para uno y para otro la elección de estos personajes. En el caso de Ginzburg entendí que su interés radicaba en indagar en el mundo cultural de las clases populares del medioevo y demostrar que la generación de la cultura no es patrimonio exclusivo de las clases dominantes. Que por el contrario, existe una cultura popular que permanentemente se renueva, opone resistencia a la cultura hegemónica, preserva algunos elementos de la popular e incluso, da nuevos sentidos a la cultura dominante que se le impone. También entendí que los caminos elegidos por Ginzburg para lograr este fin no fueron fáciles y que en una detallada indagación no echó mano de lo corriente, de lo representativo, sino de un testimonio que, aunque por momentos parece sesgado, arroja luces valiosísimas. Supe que, como era de esperarse, con este método son muchos los cabos sueltos que el autor dejaba en el camino, y que para atarlos permitía por momentos que las presunciones se colaran, hilando detalles que quizá alcanzaran parecer insignificantes a primera vista, para tratar de atrapar un sentido que cada tanto se tornaba escurridizo. De Moema Viezzer entre tanto, aprendí que buscaba entrar en el mundo de las culturas populares para mostrar el testimonio de una mujer comprometida con una determinada postura política y social en la que se plantea una corriente de pensamiento distinta a la que se reconoce oficialmente. Supe que la estrategia de Moema no era tan compleja como la de Ginzburg. De una manera convencional y con el camino más despejado gracias al contacto de viva voz con su testimoniante, grabadora en mano ponía a hablar a Domitila. Esto por supuesto no significó que el discurso de Domitila fuera para mi explícito y monofónico. En él también encontré contradicciones, “agujeros negros”, referencias subjetivas, visiones muy particulares. Desentrañar, hilar delgado, conectar y por qué no presuponer, dentro de esta pieza del género testimonial, fue justamente la meta que me propuse para el desarrollo de este trabajo. Espero haberla alcanzado.
PARTE I
Si me permiten hablar es un libro considerado canónico dentro del género testimonial en América latina. En las décadas del 70 y el 80 en particular se puede apreciar un gran interés por este tipo de textos anteriormente excluidos, en los cuales prima la expresión oral, la narrativa femenina y la narrativa de la marginalidad.
La oralidad discursiva del testimonio generó un debate muy amplio acerca del valor literario, representativo, académico e incluso político de este género documental
[1]. A mi juicio, uno de los elementos que ha enrarecido esta discusión es el hecho de que algunos críticos incluyan indiscriminadamente dentro del testimonio un corpus muy variado y diverso en el que incluso pueden entrar las llamadas novelas-testimonio
[2]. Apartándome de esta posición comparto la idea de Henry A. Petrie, quien afirma que “lo sustancial de este género está en el hecho de dejar constancia en una realidad social, histórica y política concreta…la fuerza y valor de un testimonio está en su autenticidad, legitimidad y autoridad que hace fe pública capaz de producir efectos y constituyéndose así mismo en un reflejo de los habidos en el plano de la realidad”
[3]. Lo anterior le da una suerte de rasgos que lo hacen reconocible entre los cuales se pueden mencionar dos fundamentales: la recurrencia a la tradición y la historia nacional y la toma de la palabra por las voces subalternas en especial indígenas, campesinos y mujeres
[4]. Esta es justamente la definición que sin duda nos permite inscribir a Si me permiten hablar, dentro de este género.
[5]. Moema y Domitila se ponen en contacto y programan una serie de entrevistas en México y posteriormente en Bolivia, a las cuales Moema suma intervenciones de Barrios de Chungara ante los medios de comunicación, los grupos de obreros, los estudiantes universitarios y los habitantes de barrios populares. La intención de la autora con este trabajo de varios años, cuya supervisión final estuvo a cargo de la testimoniante Domitila, es dar a conocer la situación de las mujeres habitantes de las minas de estaño en boca de quien cuenta “lo que ha vivido, cómo lo ha vivido y lo que ha aprendido para continuar en la lucha que ha de llevar a la clase obrera a ser dueña de su destino”.
Moema Viezzer considera que su libro tiene elementos que permiten hacer un análisis histórico innovador, en la medida en que muestra la interpretación de los hechos ocurridos en tres convulsionadas décadas de Bolivia desde la perspectiva de una mujer del pueblo, perteneciente a las clases marginadas. Por su parte, Domitila aclara que el libro es un relato que no pretende brindar lineamientos ideológicos y, por tanto, se lo debe leer de forma global. Sobre la misión de este testimonio está convencida de que debe volver al seno de las clases trabajadoras para que éstas en su conjunto recojan su experiencia, la analicen, recapaciten sobre los errores cometidos y mejoren las estrategias de lucha para liberar a Bolivia del imperialismo. Igualmente, se muestra de acuerdo con la metodología empleada por la autora y hace énfasis en la validez de este trabajo por el hecho de no haber sido cambiados los hechos ni la manera como éstos fueron vistos por ella en calidad de testimoniante.
El libro está dividido en tres partes. En la primera, Domitila hace una descripción del pueblo donde habita con su familia, la vida de la mina para hombres y mujeres y la organización social del gremio minero. En la segunda parte, habla acerca de su vida personal estableciendo una relación con los acontecimientos históricos ocurridos durante esta época, de los cuales en algunos casos es protagonista y en otros, observadora. En la tercera parte, cuenta su experiencia como invitada en la Tribuna del Año Internacional de la mujer y, posteriormente, la situación de las minas luego de la huelga de 1976.
PARTE II
1. EL PERSONAJE
Domitila Barrios de Chungara nació en Siglo XX, departamento de Oruro, Bolivia el 7 de mayo de 1937. Su niñez y su primera juventud transcurrieron en Pulacayo, departamento de Potosí, en la provincia de Quijarro.
De origen indígena como la mayoría de la población boliviana, perdió a su madre a los diez años y tuvo que hacerse cargo de sus hermanas menores mientras su padre –de quien Domitila desconoce si era de ascendencia quechua o aymará, dado que hablaba perfectamente los dos dialectos– proveía económicamente a su familia gracias a su oficio de sastre, labor que no le resultó fácil de ejercer debido al veto que tuvo en muchos lugares dada su permanente participación como líder sindical.
Domitila realizó estudios básicos que concluyó en 1952, a pesar de sus múltiples responsabilidades domésticas. Posteriormente entró a trabajar en la pulpería de Pulacayo. En 1952 se casó con un minero, regresó a su pueblo natal y empezó a participar activamente en el Comité de Amas de Casa del Distrito Minero Siglo XX
[6] en el cual, gracias a su iniciativa permanente para defender los derechos de las esposas de los trabajadores de las minas de estaño, fue nombrada secretaria general.
Madre de once hijos, de los cuales sobreviven siete, fue perseguida durante los regímenes militares que gobernaron a Bolivia en las décadas del 60, y 70 por su actitud beligerante. Fue encarcelada y torturada a pesar de su avanzado estado de gravidez, por lo cual perdió al hijo que esperaba. En 1975 fue invitada a México a participar como representante de las mujeres bolivianas en la Tribuna del Año Internacional de la mujer, escenario en el que dio a conocer su testimonio de vida.
2. NIÑEZ Y JUVENTUDTal como se menciona en la introducción de este trabajo, Domitila Barrios de Chungara es originaria de una humilde familia de ascendencia indígena por parte de padre. Su condición de hermana mayor la obliga a asumir a los diez años responsabilidades propias de una mujer adulta ante la falta de su madre, quien muere de parto dejando a su cargo a cinco hermanas menores. Es muy común que se dé este tipo de situaciones en comunidades como la descrita por la testimoniante, incluso en la época actual, dado que desde la primera infancia se le impone a la mujer la idea de que la crianza de los hijos está bajo su absoluta responsabilidad y, en casos como el citado, la crianza de los hermanos menores
[7].
Domitila cuenta de su ingreso tardío a la escuela debido a la falta de recursos y a su posterior abandono, dada su temprana orfandad; aún así logra retornar a las aulas y terminar sus estudios básicos. De igual manera, expresa su condición de marginalidad frente a otros niños de su edad por su ancestro indígena algo que resulta curioso en una comunidad cuyo origen es indígena casi en su totalidad
[8]. La pobreza es otro factor de discriminación que incide en la infancia. Esto se refleja en su imposibilidad de compartir juegos con niños y niñas de su edad a causa de su falta de juguetes y de tiempo disponible para sus juegos por las múltiples obligaciones en el hogar. Su condición de mujer y el hecho de que solo tenga hermanas de sexo femenino también la marginan de su entorno e incluso le arrancan una expresión muy significativa: “vivíamos en un mundo aparte”. Al respecto narra el temor de su madre a la hora de morir debido a la responsabilidad que debe asumir el padre por tener que cuidar de cinco hijas que “por ser mujeres” siempre estarían en estado indefensión. Desde su entorno social la presión es igualmente significativa. Se refleja en la creencia de que las mujeres no deben asistir a la escuela porque no necesitan educación e incluso no merecen vivir porque se constituyen en un estorbo: “Ay pobrecitas… cinco mujeres y ningún varón… ¿para que sirven? Mejor si se mueren”.
A pesar de la oposición social y la presión de su padre para que no asista a la escuela –presión que se ve agudizada por la muerte de la menor de sus hermanas a causa de un accidente ocasionado por la falta de cuidado– Domitila logra terminar sus estudios básicos gracias a la colaboración de algunos maestros de su escuela.
La salida del hogar paterno también se produce por una práctica cotidiana en el ámbito social de Domitila, el maltrato por consumo de alcohol y la presencia de sustitutos de los padres con los cuales se establecen relaciones de pugna permanente. Se deduce que la temprana unión con su esposo, circunstancia que la conduce de nuevo a Siglo XX, se produce casi por accidente, dado que al ser lanzada de su casa por decisión del padre conoce al marido y parte con él.
3. DESCRIPCIÓN DEL ENTORNODomitila habla desde su experiencia en Siglo XX Catavi-Socavón Patiño-Miraflores, el centro minero más grande de Bolivia
[9]. Explica cuáles son las labores que desempeñan cada uno de los grupos de trabajadores de la empresa y hace énfasis en las condiciones infrahumanas a las que deben someterse los mineros quienes tienen a su cargo la labor más peligrosa, es decir, explorar diariamente la entraña de la mina
[10].
Describe la falta de servicios públicos adecuados en su comunidad, el hacinamiento, el mecanismo de repartición de las viviendas a los trabajadores por parte de la empresa minera y el posterior desalojo a las familias de dichos trabajadores cuando estos mueren, el inequitativo sistema de adquisición de alimentos en la pulpería, los horarios agotadores de los trabajadores y de sus mujeres, los magros salarios que no se compadecen con lo arduo del trabajo y el desamparo de los hijos que desde muy pequeños deben colaborar con las labores que sus padres no pueden realizar.
Sin duda, esta prolija descripción de las infrahumanas condiciones de vida de las minas y sus alrededores le permite a la testimoniante explicar el por qué de su decisión posterior de luchar por los derechos de su comunidad aún a costa de transgredir las leyes.
4. POSICIONES SOCIALES, POLÍTICAS Y RELIGIOSASEn los primeros apartes de este libro se bosqueja una posición política de la testimoniante en la cual no manifiesta la pertenencia a ninguna ideología específica, pero expresa de forma sencilla y clara su forma de entender el mundo y las posibles soluciones que podrían plantearse para acabar con las injusticias reinantes en él.
Es claro para Domitila que existen dos bandos, los opresores y los oprimidos. En el primero está los dueños del capital y los gobernantes que viven tranquilamente sin pasar vicisitudes y en el segundo los trabajadores, los campesinos y sus familias que viven en la miseria total a pesar de su esfuerzo diario. ¿Qué se puede hacer entonces, según su criterio para lograr un reparto equitativo de la riqueza?: “si nosotros cambiamos este sistema de vida, si el pueblo llega al poder, incluso nuestra vida se alargaría. Porque lo primero que haríamos ser poner atajo a la mina”. El planteamiento remite naturalmente a las ideas marxistas que hablan de la toma del poder por parte del proletariado, pero la testimoniante no las justifica con este respaldo ideológico, en un primer momento. Tan solo más adelante reconoce que los acontecimientos –e incluso las acusaciones de sus detractores– la llevaron a buscar un andamiaje teórico para sus ideas que finalmente se manifiesta explícitamente en su discurso. A formar ese andamiaje teórico contribuyen sin duda libros sobre la historia de Bolivia y sobre el socialismo que su padre le suministra siendo ya una mujer adulta, y que son enriquecidos con comentarios al margen escritos por profesora de la Universidad de Oruro.
Desconocemos cuáles son los textos específicos porque nunca menciona sus títulos, solo sabemos que gracias a ellos la testimoniante puede afirmar: “me identifiqué plenamente con lo que leí en el marxismo… Esas lecturas me sirvieron bastante. Al mismo tiempo yo pude comprobar una cosa con la que había soñado desde chica: un mundo donde no iba a haber pobres y todos iban a tener que comer y que vestir. Vi que esas ideas que yo tenía estaban reflejadas en esos libros”.
Con esta explicación podemos esclarecer el por qué de la presencia en su léxico de palabras como capitalistas, imperialismo, clase trabajadora, apolíticos, proletariado etc. Y no solo de dichas palabras sino también de lúcidos planteamientos por ejemplo con respecto a la posición política que debe tener un sindicato: “El sindicato siempre debe ser una organización independiente y debe seguir los lineamientos de la clase trabajadora. Esto no quiere decir que sea apolítico. Pero bajo ningún pretexto debe ponerse el sindicato al servicio, porque si tomamos en cuenta nuestros gobiernos de hechura capitalista representan a los patrones, defienden a los patrones, nunca el sindicato debe estar al servicio de ellos”. O sobre lo que significa la autonomía de un país: “Ahora, si es verdad que Bolivia es un país bien favorecido por la naturaleza ¿por qué es un país con tanta gente pobre? Es que hay fuga de divisas, pues. Hay muchos que se han vuelto ricos pero invierten su plata en el extranjero… Bolivia se halla sometida a las empresas transnacionales que controlan la economía de mi país”.
Domitila es enfática en aclarar que no pertenece a ningún partido político. “Tenemos bastante que aprender de los partidos pero no debemos esperar todo de ellos, sino que nuestra formación tiene que ser de nuestro propio conocimiento”. De una manera no muy explícita sin embargo, deja entrever que algunos han querido utilizar su imagen para sacar adelante ideas partidistas pero ella niega que se haya prestado para tal fin. No sabemos a quienes se refiere con esta alusión.
De igual manera, la testimoniante hace evidente una frontal posición política respecto al papel que deben desempeñar las mujeres en su sociedad. Cuestiona el menosprecio con el que el Estado mira el trabajo doméstico femenino, y más aún, el trabajo político y social. Igualmente, es bastante crítica con algunos hombres de su entorno que a pesar de gozar de la solidaridad, el trabajo compartido y la mano tendida que permanentemente les brindan sus compañeras, desconocen este esfuerzo. Al respecto, afirmaciones como las siguientes son reveladoras: “A pesar de que el Estado no nos reconozca el trabajo que hacemos en el hogar, de él se beneficia el país y se benefician los gobiernos, porque de este trabajo no recibimos ningún sueldo…Me parece importante que todos los revolucionarios ganemos la primera batalla en nuestro hogar. Y la primera batalla a ganar es la de dejar participar a la compañera, al compañero, a los hijos, en la lucha de clases trabajadora…desechar para siempre la idea burguesa de que la mujer debe quedarse en el hogar, y no meterse en otras cosas, en asuntos sindicales y políticos”.
Estas ideas provienen sin duda de la experiencia negativa vivida en su infancia en Pulacayo en donde, como se había mencionado anteriormente, sintió la discriminación por ser mujer. De igual manera provienen de sus vivencias en la mina de Siglo XX en donde muchas, veces junto con sus compañeras, fue descalificada por los mineros y maltratada por representantes de los gobiernos de turno que incluso, al ver sus condiciones de líder, se negaban a creer que fuese una mujer, dado que se asimila la condición femenina a la sumisión, el recato y la obediencia.
Suponemos además que su participación en la tribuna del Año Internacional de la mujer le abrió un panorama amplio para tomar una posición particular con respecto a este tema
[11]: “nuestra posición no es una posición como la de las feministas. Nosotras consideramos que nuestra liberación consiste primeramente en llegar a que nuestro país sea liberado para siempre del yugo del imperialismo y que un obrero como nosotros esté en el poder y que las leyes, la educación, todo sea controlado por él. Entonces si vamos a tener más condiciones para llegar a una liberación completa, también en nuestra condición de mujeres… El machismo es otra de las armas del imperialismo y el socialismo en Bolivia, como en cualquier otro país, será el mecanismo que creará las condiciones para que la mujer alcance su nivel”.
Sobre la educación que se imparte en Bolivia Domitila también se pronuncia con base en su experiencia. Habla tanto de la formación que se impartía en su época de estudiante como de la que vino posteriormente, por considerar que contribuyen a mantener inamovible la situación de su país, dado que están orientadas a adquirir conocimientos elementales pero no muestran las verdaderas condiciones en que viven las clases oprimidas ni contribuyen al cambio que éstas necesitan. También cuestiona la ausencia de las lenguas ancestrales en la enseñanza tradicional
[12] y la incapacidad de los intelectuales y de los dirigentes de acercarse a la gente de extracción popular con un lenguaje de fácil acceso para todos.
La formación como líder comunitaria se da antes de la formación política. Se entiende como una especie de sino inevitable la suma de hechos que poco a poco van conduciendo casi de manera natural a la testimoniante a asumir un papel importante dentro de las amas de casa de Siglo XX y a convertirse en una peligrosa figura visible de su comunidad. Pero ¿cuáles son esos hechos que van construyendo su destino? Inicialmente, algunas vivencias de la infancia y de la adolescencia nos permiten extraer elementos que pudieron contribuir a este fin, por ejemplo, la influencia de la región donde se crió, Pulacayo, un distrito minero que ella describe como un lugar “bastante combativo y aguerrido” que tuvo gran protagonismo en la revolución del 9 de abril de 1952
[13]. De igual manera, el influjo paterno. El padre de Domitila se desempeñaba como sastre pero desde muy joven intervino en política. Su participación en la Guerra del Chaco
[14], le brindó muchas herramientas para constituirse en líder sindical
[15]. En calidad de sindicalista fue confinado a la isla de Coati
[16] y posteriormente fue apresado en varias oportunidades y marginado del trabajo, algo que sin duda marcó la infancia de Domitila y de sus hermanas quienes tuvieron que sobrevivir sin una fuente de sustento durante varias etapas de sus vidas: “Mi papá pensaba que dormíamos mientras el discutía con los compañeros pero yo muchas veces me quedaba despierta y escuchaba lo que ellos hablaban pero no comprendía de qué se trataba. Entonces un día le pregunté ¿papá, que es eso de indemnizar? ¿Y por qué no estás de acuerdo vos en eso de indemnizar? Entonces yo era todavía una niña y no entendía de política, mi papi trató de explicarme las cosas a través de un cuento”. Finalmente conceptos como solidaridad y unión también parten de la vida cotidiana desde niña, dado que, a pesar de la pobreza, la familia Barrios practicaba la hospitalidad con sus vecinos más necesitados.
En siglo XX todo este bagaje se manifiesta al principio tímidamente y luego de una manera definitiva: “Desde que llegué a Siglo XX siempre procuraba estar atenta a todo: por la radio escuchaba las noticias. Asistía a las manifestaciones y procuraba saber cómo estaban los asuntos… En Siglo XX comencé a interesarme, a darme cuenta de la pelea y de los sufrimientos que tenía la gente y eso fue despertando en mi un gran respeto por mi padre y por la causa a la cual él se había entregado”.
La religión está presente en la vida de Domitila pero no de la manera tradicional como podría estarlo en la vida de una mujer pobre de cualquier pueblo de América latina en la primera mitad del siglo XX, es decir, como única esperanza de salir de sus problemas. En un principio la testimoniante nos cuenta una experiencia de acercamiento a los Testigos de Jehová, la religión de su padre, más que en busca de una guía espiritual, en busca de establecer lazos que ayudaran a la comunidad. Luego de esta experiencia fallida, explica la constante participación de la iglesia católica como intermediaria en los conflictos entre los obreros y el Estado, pero siempre terciando del lado del Estado, lo cual le genera una gran aversión a esta institución que califica de aliada del imperialismo: “en particular los sacerdotes y las monjas estaban muy en contra de nosotros. Ellos tenían una misión que les había dado el Papa Pío XII de combatir el comunismo
[17]…Todavía está muy viva la imagen de la Iglesia dominadora, de manos dadas con el capitalismo opresor”.
Aún así, Barrios de Chungara explica que una de las pocas cosas que no comparte con el marxismo en los libros que ha leído es que se niega la existencia del Dios porque “negar la existencia de Dios es negar la existencia de nosotros mismos”.
5. LOS ACONTECIMIENTOS QUE MARCAN LA VIDA
En casi cuarenta años son muchos los acontecimientos significativos en la vida de Domitila Barrios de Chungara, curiosamente los más importantes poco tienen que ver con su vida familiar. La mención que hace a su vida personal es tangencial y tan solo se ve en los apartes que nos permiten conocer sus raíces, y en algunas ocasiones en las que debido a su militancia sindical se vio afectada su familia. La mayoría de hechos son de orden político y social y están descritos desde su experiencia personal y de la experiencia de su comunidad.
5.1 la primera incursión directa
Inicialmente la testimoniante habla de su encuentro con los líderes mineros de Siglo XX, Federico Escobar y Pimentel quienes interceden para que no sea expulsada de su casa. Este acontecimiento ocurre un año después de su matrimonio y lo ubica durante los gobiernos de Paz Estenssoro, Hernán Siles Zuazo y posteriormente Paz Estenssoro, es decir durante la presencia en el poder del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) [18].
El momento es significativo en la medida en que implica para los mineros la primera oportunidad de llevar a la clase obrera al poder, luego de la ya mencionada Revolución de 1952 que se dio entre el 9 y el 12 de abril de 1952. Lo que comenzó como un intento de golpe de Estado, frecuente en la historia de Bolivia, fue convertido en revolución con la intervención del proletariado minero. Pero esta oportunidad según Domitila, termina en una traición por parte del MNR
[19]: “El imperialismo aprovechó para corromper a esos que se decían revolucionarios y con el dinero de la nación se creó una nueva burguesía corrupta”. La reacción en Siglo XX no se hace esperar y se manifiesta en actos radicales como el secuestro de un grupo de artistas extranjeros denominado del Rearme Moral agenciado por Estados Unidos en su lucha contra el comunismo, que es llevado a las minas por la Comibol
[20].
5.2 La conformación del Comité de amas de casa de Siglo XXEl marco en el que la testimoniante ubica la aparición del Comité de amas de casa de Siglo XX es el 2º gobierno de Paz Stenssoro en 1961, caracterizado por grandes penurias económicas
[21].
El motivo inicial de la movilización de las amas de casa son tres meses de salarios atrasados de sus esposos. El reclamo que conduce a estas mujeres hasta La Paz permite vislumbrar la futura consolidación de la organización a pesar de la oposición de los propios obreros que consideran impropio este comportamiento por parte de sus mujeres. De otra parte, muestra las divisiones internas en los movimientos sociales femeninos. La testimoniante narra el episodio de enfrentamiento con las llamadas Barzolas
[22] como el primer choque del Comité de Amas de Casa Siglo XX con el gobierno de turno. Luego manifiesta de qué manera el comité comienza a utilizar repertorios de acción como la huelga de hambre para generar presión y lograr reconocimiento.
La participación directa de Domitila en el comité se produce en 1963. Como referencia a ese año, la testimoniante habla de la fuerte represión del gobierno
[23]. Menciona algunos meses después en 1964, el apresamiento de varios dirigentes en el Congreso de Colquiri
[24]. De nuevo los obreros toman represalias secuestrando a negociadores estadounidenses a cambio de la libertad de sus compañeros y aquí es cuando Domitila interviene por primera vez directamente desempeñándose como vigilante de los secuestrados para evitar su fuga. En esta primera incursión se muestra la fortaleza del compromiso social que lleva a las esposas de los mineros incluso a envolver su cuerpo y el de sus hijos con tacos de dinamita como medida de presión. La testimoniante sale del anonimato en la visita que realiza Juan Lechín
[25] para negociar a propósito del suceso. En dicha visita participa como interlocutora con otro grupo de mujeres. Al respecto explica “lo que yo vi y viví en todos esos días que pasamos en el sindicato con los rehenes me sirvió para toda la vida. Y fue a partir de esa experiencia que empecé a participar en el Comité de Amas de Casa”.
En adelante Domitila se desempeña como secretaria del Comité y recibe su primera misión que la visibiliza aún más ante sus compañeras y compañeros: la ayuda humanitaria a los trabadores que son atacados por el ejército en las pampas de Sora Sora
[26]. Encargada de llevar a varios mineros heridos al hospital y velar por su seguridad consigue el reconocimiento de los trabajadores por su desempeño solidario.
5.3 La masacre de San Juan
Durante el gobierno del General Barrientos
[27], quien se toma el poder el 4 de noviembre de 1964, se produce la Masacre de San Juan
[28], uno de los hechos más mencionados por Domitila a lo largo de este relato que tiene como antecedente la masacre de septiembre
[29] en la que tiene gran protagonismo el militar Zacarías Plaza, según el relato de Domitila. Como protagonista del suceso la testimoniante explica que el gobierno de Barrientos no era popular entre los trabajadores debido a las rebajas de salarios impuestas por el gobierno y a la deportación de dirigentes mineros
[30]. Esto convierte a Siglo XX en una caldera a punto de estallar que convoca a los mineros de toda la región. Sumado a lo anterior, la aparición de la guerrilla del Che en Bolivia
[31] genera demasiadas suspicacias que dan pie para que el gobierno de facto vea propicio la incursión en el distrito minero.
5.4 El Che en Bolivia
La testimoniante no entra en detalles para explicar la relación de la guerrilla del Che con el movimiento minero de Siglo XX. De acuerdo con su relato, no existió una relación oficial, sino más bien la decisión de algunos campesinos y mineros de participar en este movimiento rebelde por cuenta propia. Domitila insiste en que la verdadera causa de la lucha de los trabajadores de las minas durante el gobierno de Barrientos, y específicamente durante la etapa de presencia del Che Guevara en Bolivia, fue netamente de tipo laboral pero el gobierno no lo entendió así y reprimió a los trabajadores acusándolos de guerrilleros y subversivos [32]. Incluso ella misma fue acusada de ser un enlace guerrillero y de recibir dinero por ello. Sobre este punto, niega cualquier tipo de relación con el movimiento “Pensábamos que con eso de las guerrillas, el gobierno quería tener solamente un pretexto para aumentar todavía más su represión. Posteriormente apareció un comunicado del grupo guerrillero y estaba firmado por Moisés Guevara
[33], Simón Cuba, Julio Velasco, Raúl Quispaya
[34] y no se quienes más, pero todos bastantes conocidos de las minas. En ese manifiesto decían que tal como el gobierno tenía a su ejército armado que lo defendía para mantenerse en el poder, en la misma forma la clase trabajadora necesitaba un grupo armado que defienda a los trabajadores. Que varios hijos del pueblo se habían ido a las montañas para acabar con esa dictadura, con todo ese fascismo que ensangrentaba al pueblo… ya no dudamos de la veracidad de que existían guerrillas. Entonces eso se difundió bastante, hasta se leyó en la radio el comunicado, lo que quizá fue un error de nuestra parte”.
En este punto no es muy claro cómo la testimoniante, estando tan vinculada al movimiento de mineros, se muestre tan alejada de un hecho trascendental para los trabajadores como lo era en ese momento la decisión sobre la colaboración con las guerrillas. Resulta además bastante confusa la última frase en la cual Domitila duda de si se obró bien o mal al leer en la radio el comunicado mencionado. Desconocemos si la duda radica en que la comunidad no estaba de acuerdo con el contenido de esta declaración o en que consideraba que leyendo la declaración se exponía aún más a la persecución del gobierno de Barrientos.
Por otra parte, la testimoniante muestra una distancia de criterio con el accionar de la guerrilla del Che. Manifiesta cierta pesadumbre por la creencia fuera de Bolivia de que el Che fue traicionado en este país, creencia que según ella es explícita en su diario
[35] y considera que el guerrillero cometió un error al confiar en los partidos de izquierda bolivianos y no en las organizaciones del pueblo y de las clases trabajadoras
[36]. Aquí se ven notoriamente las diferencias irresolubles existentes entre los partidos políticos y los movimientos sociales en esta época de Bolivia.
5.5 Los meses en prisión y el destierro
Estos son quizá los apartes más dramáticos de este libro. En ellos la testimoniante narra la manera como fue detenida acusada de ser un enlace guerrillero, llevada presa en dos oportunidades, la primera con su hija de tres años y la segunda embarazada, ocasión en la que fue torturada hasta obligarla a abortar. Finalmente fue desterrada a Los Yungas
[37]. Las referencias que aparecen aquí de nuevo apuntan a los desmanes durante el gobierno de Barrientos pero también al plan Alianza para el progreso
[38]: “Me taparon los ojos y me llevaron a un edificio con ascensor. Me metieron a un cuarto y lo primero que vi cuando me destaparon los ojos fue una bandera norteamericana y al otro lado la de Bolivia con un cuadro con dos manos que decía “Alianza para el progreso”. De la misma manera, Domitila menciona que reconoció las estrategias que utilizaron para hacerle interrogatorios similares a las utilizadas por la CIA, gracias a películas que había visto sobre ese tema y a la presencia de algunos miembros de esta central de inteligencia en Siglo XX.
A pesar de que la experiencia del exilio le genera graves problemas de salud, le sirve para entender la vida campesina de Bolivia, algo a lo que hasta ahora no se había acercado. Esto porque le brinda una mirada cercana a los trabajadores de la tierra, a sus conflictos y a sus luchas. El retorno a Oruro con la salida de Barrientos y la llegada al poder de Ovando
[39] significa una nueva etapa para Domitila. De Ovando Domitila afirma que a pesar de haber sido acusado de comunista
[40], simplemente se puso una careta de izquierdista para engañar a su pueblo dado que siempre fue colaborador de Barrientos. De este período también hace una rápida mención a la guerrilla Teoponte
[41] sobre la que opina: “En esa segunda guerrilla nosotros no participamos. Nos enteramos por la prensa de que había guerrillas pero ellos no participaron nada a nosotros… A mi me parece que ese fue el error de estos guerrilleros, no participar de nada al pueblo. Nadie consigue nada si no está alineado al pueblo. Eso es lo fundamental. No debemos olvidar que la clase trabajadora y el campesino somos los dos pilares fundamentales sobre los cuales se va a edificar el socialismo ¿No?”.
Del sucesor de Ovando, Torres
[42], Domitila tiene una mejor imagen e incluso considera positiva su gestión –a pesar de su breve paso por el gobierno y sus antecedentes como político de derecha– dado que aceptó la reposición de los sueldos de los mineros y nacionalizó la mina Matilde
[43]. Sobre su salida cree que se debió a la traición de los militares y a la falta de iniciativa para armar a su pueblo. Este punto también resulta un tanto confuso porque muestra a una Domitila hasta ahora desconocida que comparte la idea de que el pueblo tome el poder mediante las armas.
5.6 Radio y cine
Las constantes manifestaciones de mineros que ocurren en Siglo XX y las incursiones del ejército con la consecuente violación de los derechos humanos de sus habitantes llaman la atención de un grupo de cineastas que se desplazan hasta la población para hacer una película llamada El Coraje del pueblo
[44]. Esta experiencia genera cierta desconfianza por parte de los habitantes de Siglo XX pero luego se convierte en una positiva experiencia en la medida en que permite que se de a conocer la versión de los protagonistas acerca de la masacre de San Juan. Infortunadamente la cinta no llega a verse en Siglo XX pero Domitila puede tener acceso a ella en su viaje a México.
La radio también desempeña un importante papel en la comunidad minera. A lo largo de su relato, Domitila se refiere permanentemente a la manera como las radios comunitarias sirvieron en estos convulsionados años para informar a los mineros e incluso para advertirlos de ataques por parte del ejército. De igual manera reconoce que en algunas ocasiones la radio se utilizó de manera negativa emitiendo informaciones no confirmadas o mensajes que pusieron en peligro la vida de los mineros
[45]. Tal fue la importancia de estas radios comunitarias que en muchas oportunidades fueron blanco de los gobiernos por considerarlas peligrosas herramientas contra estos regímenes.
5.7 El año internacional de la mujer
La elección de Domitila como representante de las mujeres bolivianas en el Año Internacional de la mujer es quizá el aparte de este libro que le da un giro inesperado a su relato. La trayectoria que recorre, los escollos que se le presentan en ese camino y finalmente su llegada a la tribuna de México se leen como la culminación de una historia con final feliz. Sin embargo, la testimoniante se encarga de mostrar que las cosas no son tan fáciles como se pudiera creer. Aún en este espacio Domitila siente las diferencias entre las expectativas de las mujeres de los países desarrollados y las mujeres del tercer mundo, diferencias que ella misma se encarga de explicitar en sus intervenciones. Por ello, se toma la palabra para rechazar las ideas de las feministas que acusan al hombre de ser causante de la opresión y plantea la necesidad de unirse al hombre en la lucha por los derechos humanos. Del mismo modo manifiesta una posición contraria acerca de la planificación familiar. Ella, con once embarazos de los que sobreviven siete hijos, se opone a planificar la familia con el argumento de que en su país hay muy pocas personas y por ello es necesario que nazcan más bolivianos para que puedan apropiarse de sus tierras y de sus riquezas de una vez por todas.
BIBLIOGRAFÍAVIEZZER, Moema. Si me permiten hablar…Testimonio de Domitila, una mujer de las minas de Bolivia. Editorial Siglo XXI, Madrid, España. 1978.
KLEIN, Herbert S. - Historia de Bolivia, La Paz 1994, 5° ed. Juventud.
MESA, José de-GISBERT, Teresa y MESA GISBERT, Carlos D. - Historia de Bolivia, La Paz 1999, 3° ed. Gisbert.
BEVERLEY John y ACHUGAR Hugo.
La voz del otro: Testimonio, subalternidad y verdad narrativa. En
Revista de crítica literaria latinoamericana. 18.36. 1992.
PETRIE, Henry, Connotación del testimonio en Revista Literaria 400 elefantes. Managua, Nicaragua. 2004.
WATERS, Mary-Alice. Un terreno fértil: Che Guevara y Bolivia, Un relato testimonial por Rodolfo Saldaña. En Revista Perspectiva Mundial.
http://www.perspectivamundial.com/ 2004.
[1] BEVERLEY John y ACHUGAR Hugo.
La voz del otro: Testimonio, subalternidad y verdad narrativa. En
Revista de crítica literaria latinoamericana. 18.36. 1992.
[2] El nombre de este género entraña una contradicción. Si se trata de una novela necesariamente conlleva ficción (como es el caso de A sangre fría de Truman Capote) y si se trata de un testimonio este implica un escrito en que constan datos fidedignos o susceptibles de ser empleados como tales para probar algo.
[3] PETRIE, Henry, Connotación del testimonio en Revista Literaria 400 elefantes. Managua, Nicaragua. 2004.
[4] Para la crítica literaria Mabel Moraña, el informante de este tipo de textos ilumina a las culturas dominantes desde ángulos nuevos, a través de testimonios que incluyen en general un tono de denuncia y un afán de reivindicación. En el caso específico de Si me permiten hablar, Moraña considera que el asumido pragmatismo del texto, su inmediatismo y el objetivo de transmitir una experiencia directa que implica principalmente acción política y social, así como la proyección del testimonio de la protagonista hacia el futuro de la lucha boliviana permiten ver “la iniciación de una épica femenina donde la mujer aparece en el centro mismo de la resistencia y la lucha popular, encabezando movimientos de concientización política que abarcan y superan el espacio doméstico, prolongándose en un protagonismo popular de nuevo signo. MORAÑA, Mabel. Documentalismo y ficción: testimonio y narrativa testimonial hispanoamericana en el siglo XX.
[5] El Año Internacional de la Mujer, en 1975, fue pensado para recordar a la comunidad internacional que la discriminación contra la mujer seguía siendo un problema en buena parte del mundo. La Conferencia, conjuntamente con el Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer (1976-1985) proclamado por la Asamblea General inició una nueva era de esfuerzos a escala mundial para promover el adelanto de la mujer al abrir un diálogo de alcance mundial sobre la igualdad entre los géneros.
[6] Este comité surgió en 1961 como grupo de apoyo conformado por las esposas de 70 mineros de Siglo XX que reclamaban por tres meses de salarios atrasados. La primera movilización del comité condujo a las amas de Casa de Siglo XX a La Paz. Posteriormente tuvieron participación en muchas movilizaciones más y especialmente en la conformación de las radios mineras.
[7] Los informes presentados en la V Conferencia Iberoamericana sobre Infancia y Adolescencia desarrollada en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, en septiembre de 2003 hablan de una pobreza marcada por las secuelas de la desnutrición, el analfabetismo, el maltrato, la deserción escolar, la explotación sexual y el trabajo infantil. Este último marcado por la desproporción entre las horas de trabajo y las bajas remuneraciones. La discriminación de las niñas fue uno de los puntos más importantes de la discusión por ser ellas quienes se encargan de las responsabilidades domésticas y el cuidado de los hermanos menores. Se trata, al mismo tiempo, de un hecho prácticamente inseparable de la concepción sobre el papel de la mujer en las culturas indígenas.
[8] De acuerdo con datos proporcionados por el boletín Uma-Masi No 4 de junio de 2002, la población indígena de Bolivia es de 5.600.000 personas . Esto representa al 81,2% del total de los habitantes de este país.
[9] Siglo XX es un importante centro minero destinado a la producción de estaño. Se encuentra al oeste de la Ciudad de Llallagua. Fue uno de los de los centros mineros más grande del mundo. En la actualidad en los campamentos de Siglo XX habitan cooperativistas, ex trabajadores mineros relocalizados y estudiantes de la Universidad Nacional Siglo XX. Esta población padece la crisis de la economía del estaño pues las vetas están prácticamente agotadas y lo poco que queda de ellas es explotado por cooperativas mineras
[10] El peligro no radica exclusivamente en los accidentes que puedan tener sino, principalmente, en el desarrollo de una enfermedad inevitable degenerativa llamada silicosis que le reduce al minero su promedio de vida a treinta cinco años aproximadamente. La explicación que da la testimoniante al respecto es “Como tanto hacen reventar explosivos para sacar mineral, entonces estas partículas de polvo se introducen a los pulmones, a través de la respiración, por la boca y nariz. Y en los pulmones, esto llega a carcomer y llega a hacer pedazos el pulmón. Y los trabajadores comienzan a vomitar sangre”.
[11] Entre las mujeres reunidas en el Foro surgieron marcadas diferencias, expresión de las realidades políticas y económicas de aquellos tiempos. Las mujeres de los países del bloque del Este, por ejemplo, estaban más interesadas en las cuestiones relativas a la paz, mientras que las mujeres de Occidente hacían énfasis en la igualdad, y las de los países latinoamericanos daban prioridad al desarrollo.
[12] En 1992, las personas que hablaban exclusivamente lenguas indígenas (quechua o aymará) representaban el 11,6% de la población, proporción que era del 19,7% en 1976. Las personas que hablan dichas lenguas además del castellano representaban el 27,6%, lo que suma un total del 39,2% de la población.
[13] El 6 de mayo de 1951 ganó las lecciones Víctor Paz Estenssoro, candidato del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). Ante la victoria del MNR, el presidente saliente, Mamerto Urriolagoitía, da un autogolpe diez días después, conocido como el "mamertazo". Anula las elecciones y entrega el poder a una Junta Militar, encabezada por el general Ballivián. La dictadura de Ballivián entra rápidamente en crisis. Uno de sus propios ministros conspira con el MNR para dar un nuevo golpe de estado. El 9 de abril de 1952, estalla el golpe, con la sublevación de parte de los carabineros y de la policía, unidos a militantes civiles del MNR. El golpe de estado es derrotado. Los principales regimientos del Ejército permanecen fieles al dictador Ballivián. El fracasado golpe se convierte en revolución. Al empezar los combates, los mineros habían comenzado a marchar hacia La Paz y se concentran en Milluni, a 15 kilómetros de la capital. Los mineros se apoderan de un tren repleto de armamento y municiones que se dirigía a abastecer a los militares. Reforzados con esas armas, atacan a los regimientos que están sitiando La Paz. Tomados entre dos fuegos, el 12 de abril los militares huyen o se rinden a las milicias obreras. Los prisioneros son obligados a desfilar por La Paz custodiados por las milicias de la FSTMB (Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia).
[14] Daniel Salamanca llega al gobierno en 1932 con la idea de que Bolivia debe recuperar la región del Chaco. El conflicto limítrofe con Paraguay tenía que ver con una región despoblada cuyos límites establecidos después de la independencia, comenzaron a precisarse mediante tratados a partir de 1879. Se trata de un triángulo con el río Parapetí al norte, el río Pilcomayo al oeste y el río Paraguay al este, los dos cursos del agua hacen vértice en la capital paraguaya, Asunción. Tras cuatro intentos fallidos el asunto quedó en litigio hasta estallar primero en 1928 y luego en 1932 con el combate por la laguna Chuquisaca (Pitiantuta), que dio origen a la guerra en junio de 1932. El descubrimiento de petróleo por la Standard Oil en Bolivia y la Dutch Shell en Paraguay, incluyeron un nuevo ingrediente que hasta ese momento no existía: los intereses energéticos de las transnacionales. En julio de 1935 se hizo un acuerdo de alto el fuego y tan solo en 1938 se firmó la paz. La idea de que el petróleo fue un móvil importante es relativa ya que nunca se encontró petróleo en el Chaco. Paraguay contó en todo el conflicto con la ayuda argentina cuyos intereses en territorio paraguayo eran muy importantes.
[15] Esta formación se debe quizá al posterior surgimiento de la llamada Generación del Chaco que vio la necesidad de encontrar soluciones a los problemas nacionales. No hay que olvidar además que al final de esta guerra se comienzan a fortalecer muchas organizaciones de trabajadores debido a que el presidente coronel David Toro Ruilova declarara obligatorios el trabajo y la sindicalización.
[16] También llamada Isla de la luna ubicada en el Lago Titicaca, famosa por su leyenda incaica y por sus ruinas antiguas.
[17] Pío XI había condenado al comunismo en 1937; Su sucesor, Pío XII insiste en las condenas tanto doctrinal como jurídica. En la alocución de 13 junio de 1943 señala que el comunismo iguala el bien con el mal y se opone a la concordia entre las clases sociales; en el mensaje de Navidad de 1947, que hace imposible la paz; en 1955 explica que la condena está motivada en la defensa de la fe, la dignidad y la libertad del hombre. En el mensaje al Katholikentag de 1957, advierte contra el espejismo de una falsa coexistencia con el materialismo ateo. En el campo jurídico, el Santo Oficio, el 1 julio 1949, prohíbe a los católicos, bajo severas penas canónicas, cualquier tipo de colaboración con el comunismo. El 7 de julio del mismo mes y año, Pío XII dirige al pueblo ruso una carta -Carissimis Russiae populis- en la que distingue entre el comunismo y los habitantes de aquel país, por cuya suerte y libertad para practicar su fe se manifiesta interesado.
[18] En 1941 surgió el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) fundado por intelectuales disidentes de las clases media y alta que albergó a políticos de varias tendencias. Entre sus miembros se encontraban políticos como Hernán Silez Suazo hijo del presidente Silez Reyes y Víctor Paz Estenssoro.
[19] El programa central del MNR se denominó Revolución Nacional y suponía la mayor transformación social y económica en la historia independiente de Bolivia. El 14 de mayo ordenó la incautación de las minas de estaño de las compañías Patiño, Hoschschild y Aramayo -el núcleo de La Rosca- con la acusación de haber expoliado la riqueza nacional en beneficio propio y del extranjero. La medida tenía carácter provisional, mientras una Comisión ad hoc deliberaba sobre el procedimiento de expropiación legal de las explotaciones. Poco después, el presidente decretó el monopolio del Estado sobre la comercialización de todos los minerales y trasladó las responsabilidades de gestión al Banco Minero de Bolivia (Bamin), creado para este fin. El 2 de octubre instituyó también la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) como el ente encargado de administrar las empresas intervenidas. Finalmente, el 31 de octubre, firmó el Decreto de Nacionalización por el que el Estado adquiría los yacimientos y las instalaciones del trío Patiño-Hochschild-Aramayo a cambio de sustanciosas indemnizaciones que generaron la ira de los trabajadores.
[20] La COMIBOL, corporación Minera e Bolivia, empresa del Estado Boliviano, se creó en 1952. Fue una de las primeras medidas del gobierno de Paz Stenssoro.
[21] El mandatario cumplió la promesa de subir los salarios de los trabajadores y para ello emitió moneda. Esto disparó la inflación. La Reforma Agraria se hizo sin ninguna planificación y hundió los niveles de producción, sumiendo a las ciudades en una penuria de alimentos lo que obligó al gobierno a importar del extranjero los bienes de primera necesidad.
[22] Dentro del MNR se formó la Legión María Barzola, en nombre de una mujer caída que encabezaba la marcha con una bandera durante la Masacre de Catavi el 21 de diciembre de 1942. Las Barzolas eran mujeres sin trabajo que defendían la Revolución y que con el tiempo ingresaron al aparato estatal. Al finalizar el gobierno de la Revolución Nacional, cuando ya el sindicalismo se había separado de él, eran un "grupo de choque" que colaboró en la represión de la oposición -incluidos los Comités de Amas de Casa de Mineros- y los intentos golpistas.
[23] En este punto merece recordarse algunos hechos significativos que muestran una explícita tendencia por parte del gobierno de Paz Estenssoro a preservar las relaciones con Estados Unidos por encima de cualquier consideración: el 22 de agosto de 1963 firma un decreto supremo por el cual establece con carácter obligatorio la importación de artículos de uso y consumo de Estados Unidos, con precios mayores a los establecidos en el comercio internacional y más altos que los europeos. Simultáneamente rompe relaciones diplomáticas con Cuba. Esta actitud provoca una gran politización y polarización social que fomenta la violencia en la lucha de clases.
[24] Al terminar el congreso de Colquiri, en el retorno a su distrito, fueron apresados en Caracollo, los principales dirigentes de Siglo XX, medida que fue respondida con una huelga general indefinida en toda la minería nacional. El CEN de la FSTMB se constituyó en esos distritos y desde allí se dirigió el conflicto que ocasionó el “cerco de Catavi” por fuerzas del ejército reorganizado por el MNR.
[25] Juan Lechín Oquendo fue el creador de la Federación de Mineros en 1944. Pertenecía al MNR y por sus constantes intervenciones como mediador los obreros lo acusaron de ser el principal instrumento del gobierno y los capitalistas para sostener esa situación y contener los "desbordes". En 1964 Lechín presentó su aspiración a suceder a Paz Estenssoro, pero éste, haciendo uso de una revisión constitucional, decidió optar a la reelección y forzó su proclamación por la convención nacional del partido. Furioso, Lechín rompió la militancia en el MNR y fundó el Partido Revolucionario de la Izquierda Nacionalista (PRIN).
[26] En octubre de 1964, en la pampa de Sora Sora, cerca de la ciudad de Oruro, se produjo el mayor enfrentamiento armado entre el ejército y los mineros de Siglo XX y de Huanuni. Después de los acontecimientos de Sora Sora, en La Paz se produjo un apresamiento masivo de gente del pueblo, trabajadores de distintos sectores de la administración pública y estudiantes.
[27] René Barrientos, general de la Fuerza Aérea Boliviana y vicepresidente de la República durante el mandato de Paz Estenssoro organizó un golpe de Estado el 4 de noviembre de 1964. En el proceso del golpe se produjeron enfrentamientos armados en la ciudad de La Paz. Los sectores populares salieron a las calles y se tomaron varios lugares entre ellos la cárcel del Panóptico, en el centro de La Paz. Fueron liberados todos los presos políticos, muchos de los cuales habían sido apresados en los últimos días de octubre.
[28] El día sábado 24 de junio de 1967, los trabajadores mineros decidieron reunirse en Siglo XX en un ampliado para discutir el problema salarial y también para discutir su postura en relación a la guerrilla Che Guevara. La noche de San Juan, tras el tradicional festejo, en medio de música un tren de carga llegó a Siglo XX atestado de soldados del Regimiento Ranger de Challapata al mando de su comandante Alfonso Villar Pardo Armaza. Los soldados atacaron el campamento minero. Para justificar el hecho, el gobierno informó que trataban de erradicar un foco subversivo. Oficialmente se reconoció la muerte de 27 mineros aunque la prensa registró un número mucho mayor.
[29] En septiembre de 1965 Catavi, Siglo XX, las Pampas de la Hilbo (Oruro), Milluni y Villa Victoria en La Paz, fueron escenarios de enfrentamientos entre obreros y el ejército Boliviano.
[30] En mayo de 1965, el gobierno decretó la rebaja de los salarios en las minas y ordenó el apresamiento masivo de dirigentes obreros, a quienes deportó de inmediato y masivamente, enviándolos a Argentina, a Chile, a Paraguay. En octubre de 1965 el mismo año se realizaron huelgas masivas en las que los trabajadores exigían la libertad de sus dirigentes sindicales y la reposición de salarios. Hubo enfrentamientos armados en las principales ciudades y en los centros mineros. Las fuerzas militares tomaron el Consejo Central Sur, un grupo de minas en el sur del departamento de Potosí.
[31] En 1966 llegó a Bolivia Ernesto Che Guevara para organizar un foco guerrillero que se expandiera en todo el sur del continente. Se estableció en Santa Cruz en la provincia Cordillera en las proximidades del río Grande. El contingente de la guerrilla era de 52 efectivos, la mayoría cubanos. Entre marzo y julio de 1967 los guerrilleros inflingieron fuertes bajas al ejército, que ante la contingencia fue entrenado por oficiales de los boinas verdes de los Estados Unidos y creó la unidad especializada de los Rangers. En julio una emboscada militar aniquiló una de las dos columnas guerrilleras y en septiembre el cerco aisló al Che. El 8 de octubre el Che fue capturado y el 9 fue muerto por un oscuro suboficial por orden del Presidente Barrientos y los comandantes Ovando y Juan José Torres. La victoria del ejército fue total y la guerrilla fue destruida.
[32] Al respecto resulta interesante recuperar apartes de la entrevista al líder sindical Rodolfo Saldaña en el texto Un terreno fértil: Che Guevara en Bolivia en el cual explica: “El enemigo sabía que había guerrilla y sabía que lógicamente había grupos que estaban trabajando en apoyo a la guerrilla. No estábamos divulgando nada que ellos no supieran. Sin embargo, también había entre el pueblo, entre los trabajadores, gente que buscaba cómo hacer nexo, contacto con la guerrilla, buscando la posibilidad. Fue en esas condiciones y por esas razones que lo hicimos. El apoyo que recibimos de los mineros es una de las cosas que da al traste con el argumento de que los trabajadores y campesinos bolivianos eran indiferentes a la lucha iniciada por el Che. Yo fui minero en Siglo XX. Fui el que reclutó para el Partido Comunista en la década del cincuenta. Por eso, conocía a los militantes, a muchos de ellos los había reclutado. Yo fui a Siglo XX, debió ser por el mes de febrero de 1967; conversé con Rosendo García Maisman, que en esa época era el secretario general del sindicato de los mineros de Siglo XX, y dirigente del partido allí. Era un compañero inteligente, un compañero muy capaz y valiente. Conversamos sin entrar mucho en detalles, pero informándole de que en breve tiempo había que tomar decisiones. Posteriormente, después del primer combate, nos reunimos varias veces, él ya era uno de los nuestros y comenzó a formar dos grupos, uno para entrar a la guerrilla y el otro de apoyo. De este compromiso de los mineros con la lucha existe el testimonio de la viuda de Rosendo García en la película Coraje del pueblo, en la que se tratan de reconstruir todos los acontecimientos de la masacre de la Noche de San Juan. Ahí la viuda de Rosendo García es entrevistada y menciona el viaje que hice a Siglo XX, para conversar con su marido. El comunicado del que hablábamos fue enviado a Siglo XX para difundirlo; allí y en otros centros mineros, esa tarea ya fue cumplida por los compañeros nucleados por García. Los mineros manifestaron su apoyo a la guerrilla en asambleas generales. Decidieron que cada trabajador donaría el salario de un día para ayudar a la guerrilla. O sea, su compromiso nos mostró que el apoyo era generalizado entre los trabajadores. Es posible que algunos no estuvieran de acuerdo. Pero los mineros, en asamblea, decidieron eso por unanimidad”.
[33] Moisés Guevara fue un líder minero y político que se unió a la guerrilla del Che Guevara tal como le había ofrecido al Che desde mucho antes de que éste llegara a Bolivia. Murió durante los ataques del 8 de octubre.
[34] Raúl Quispaya Choque nació en ciudad de Oruro, el 31 de diciembre de 1939. A la muerte del padre pasó al curso nocturno y comenzó a trabajar como sastre. Continuó estudios universitarios y llegó a ser uno de los mejores alumnos de la Escuela de Economía, donde continuó vinculado a las luchas estudiantiles. Fue miembro del Ejecutivo Nacional de la Juventud Comunista boliviana, se integró a la guerrilla en el mes de febrero como parte del grupo de Moisés Guevara y pasó a formar parte de la Vanguardia. Al morir tenía 27 años.
[35] Se refiere por supuesto a los escritos de Ernesto Guevara comprendidos entre el 7 de noviembre de 1966 y el 7 de octubre de 1967 en los cuales, redactó notas sueltas fechadas con la idea de que le sirvieran como instrumento de trabajo para evaluar la situación que estaba viviendo en Bolivia. Luego de su muerte esas notas fueron encontradas y publicadas a modo de diario.
[36] Existen muchas versiones acerca de este hecho. La versión oficial habla de la traición del Partido Comunista Boliviano para explicar el fracaso local del Che Guevara. Algunos historiadores han planteado que a pesar de que muchos de sus seguidores advirtieron al Che sobre un fracaso en Bolivia este siempre respondió altivo "La revolución no es una aventura. ¿Acaso no se inició en Bolivia la guerra para la independencia sudamericana? ¿Acaso no están orgullosos de haber sido los primeros? Por lo cual decidió ir a Bolivia en donde encontró la muerte.
[37] Esta región se encuentra a casi tres horas de La Paz. Se considera una zona de transición ya que aparece tras el descenso de la Cumbre, más específicamente en las estribaciones de la Cordillera Real y da inicio a las tierras bajas o la Amazona Boliviana, con la consiguiente transición en la Flora y la Fauna, un ascenso de la temperatura en la medida en que baja, sumergiéndose en la característica humedad de las tierras tropicales.
[38] Recordamos la Alianza para el progreso como el programa de ayuda económica y social de
Estados Unidos para
América Latina efectuado entre
1961 y
1970. Se origina en la propuesta oficial del presidente
John F. Kennedy, planteada en el discurso del
13 de marzo de
1960. La Alianza para el Progreso duraría 10 años. Se proyecto una inversión de 20.000 millones de
dólares. Sus fuentes de serían los Estados Unidos por medio de sus agencias de ayuda, agencias financieras multilaterales (
BID y otros) y el sector privado canalizados a través de la
Fundación Panamericana de Desarrollo. Sin embargo, el proyecto se convirtió realmente en un programa de contrainsurgencia que permitió a ejércitos y policías de toda América latina captar la mayor parte de los recursos para financiar programas en contra de la expansión del comunismo.
[39] Con la imposición de la corriente nacionalista en las Fuerzas Armadas, se produce el
golpe de estado dirigido por el General Ovando, secundado de cerca por el General Torres. En su gobierno (conocido como el de "El Mandato") propone un
proyecto nacionalista y de apertura democrática para Bolivia. En el documento base del nuevo gobierno se señala que "las Fuerzas Armadas mediante decisión institucional se ponen al
servicio de la Revolución y comprometen su concurso en la lucha por la
justicia social, por la grandeza de la Patria y por la auténtica
independencia nacional, hoy en
riesgo de zozobrar por el sojusgamiento extranjero".
[40] El 4 de octubre de 1964, se publica la "Proclama subversiva de jefes y oficiales" quienes reunidos en el Regimiento "Miraflores", exigen la renuncia de Ovando, acusándolo de comunista. El movimiento era encabezado por el General Rogelio Miranda.
[41] La gestión de Ovando se vio sacudida por la guerrilla de Teoponte, un grupo de jóvenes cristianos y marxistas que se internaron en la selva al norte de La Paz y fueron exterminados por el ejército.
[42] Juan José Torres González destituyó a Ovando. Aunque en su juventud había militado en el partido Boliviano de derecha, la Falange, y en la campaña bélica contra el Che, aceptó ayuda de algunos países de Europa y también de la Unión Soviética, para la construcción de una planta fundidora de estaño.
[43] Ovando había entregado el contrato de explotación de mina Matilde a una empresa norteamericana. Torres revirtió el contrato de mina y la nacionalizó.
[44] En esta cinta dirigida por el boliviano Jorge Sanjinés, uno de los directores cinematográficos latinoamericanos contemporáneos más destacados, relata la masacre de la noche de San Juan durante el gobierno de Barrientos. Los personajes relatan sus vivencias, relacionadas con ese trágico acontecimiento, llevado a cabo por las fuerzas represivas del general Barrientos.
[45] La Voz del Minero, Radio Vanguardia de Colquiri, Radio Animas, Radio 21 de Diciembre, Radio Nacional de Huanunison fueron algunas de las emisoras de radio creadas, financiadas y controladas por mineros de Bolivia. Hacia 1949, se instaló una emisora en el distrito minero de Catavi. Durante los siguientes 15 años, otros distritos siguieron el ejemplo compraron equipos, capacitaron a gente de los campamentos, y los propios trabajadores financiaron la experiencia entregando un porcentaje de su salario para sostener las emisoras. A principios de los años 70 había 26 emisoras en funcionamiento, casi todas ellas en los distritos mineros del altiplano de Bolivia.