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Saturday, April 05, 2008



LA ESTRATEGIA DEL CARACOL

Por: Victoria Elena González Mantilla

“Bien. Ahí estaba el caracol maya. La espiral sin inicio ni final. ¿Dónde empieza y dónde termina un caracol? ¿En su extremo interno o en el externo? ¿Un caracol entra o sale?”
SUBCOMANDANTE MARCOS



RESUMEN
En este ensayo se hace un breve recorrido por la historia del Frente Zapatista de Liberación Nacional FZLN desde sus intentos por convertirse en un modelo de construcción comunitaria y autónoma. Para ello, se muestran los Aguascalientes, pensados como espacios de diálogo de la sociedad civil; los Caracoles, vistos como un proyecto alternativo de organización social cuyo eje es la autonomía y, finalmente, el destino que tendrá esta organización a propósito del anuncio de la terminación del FZLN para dar paso a un nuevo movimiento político de izquierda.
La aparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas, la zona más pobre y olvidada de la geografía mexicana el primer día de 1994, alimentó titulares de periódicos y noticieros del mundo en medio del desconcierto. Pasada la novedad, los internacionalistas más escépticos pensaron que se trataba de otro grupo armado de los tantos que surgen en América Latina y que al final terminan regateando con los gobiernos de turno. Los demás, los que quisieron ver más allá de sus narices, pronosticaron que quizá, solo quizá, el FZLN tendría para rato. Han pasado más de 10 años. Eso si tan solo se cuenta a partir de la aparición pública. Si se toma el proceso desde su gestación, son más de 21 años de acoplamientos y desajustes, aciertos y desaciertos, aprendizajes y desaprendizajes, comunicados y silencios.
Desde el inicio de su pública aparición llamaron la atención varios elementos que le dieron características particulares al movimiento. En principio, su original conformación de indígenas y ladinos.
que hacen particular a este movimiento. En principio, que estaba compuesto por un extraño cóctel de indígenas y ladinos.
El proceso para llegar a este punto no ha sido fácil. El primer acto fundacional del EZLN fue: “aprender a escuchar y a hablar. Creo que, entonces, aprendimos bien y tuvimos éxito. Con la nueva herramienta que construimos con la palabra aprendida, el EZLN se convirtió pronto en una organización no sólo de miles de combatientes, sino claramente "fundida" con las comunidades indígenas. Para decirlo de alguna forma, dejamos de ser "extranjeros" y nos convertimos en parte de ese rincón olvidado por el país y por el mundo: las montañas del sureste mexicano” [1].
Un segundo paso sin duda fue la decisión, previa consulta popular, de salir a la luz pública empuñando las armas: “Acorralados, salimos esa madrugada de 1994 con solo dos certezas: una era que nos iban a hacer pedazos; la otra que el acto atraería la atención de personas buenas hacia un crimen que, no por silencioso y alejado de los medios de comunicación, era menos sangriento: el genocidio de miles de familias de indígenas mexicanos. Así como lo digo, puede sonar a que teníamos (o tenemos) vocación de mártires que se sacrifican por otros”.
Y un tercer paso –cinco meses después de la batahola del 1 de enero y a punto de dar a conocer la "II Declaración de la Selva Lacandona"[2] cuyo texto estaba dirigido a realizar la "Convención Nacional Democrática" (CND)[3]– fue la propuesta de establecer una sede en Guadalupe Tepeyac para dialogar con la sociedad civil en dicha convención. La sede se llamaría Aguascalientes[4].
Aguas calientes, puntos de encuentro
La "Convención Nacional Democrática" se planteó como una necesidad urgente que tiene como antecedente los frustrados diálogos de San Andrés, en los cuales no se llega a ningún acuerdo debido a la actitud irresponsable y displicente del gobierno mexicano. Como alternativa, el EZLN hace un llamando a la sociedad civil a un diálogo nacional e internacional y convoca a una Consulta por la Paz y la Democracia para conocer la posición nacional e internacional acerca de la pertinencia de sus demandas y de sus posibilidades de futuro. Durante los meses de agosto y septiembre de 1995 la legitimidad de las demandas zapatistas se ratifica en esta Consulta popular. Además, los convocados expresan el deseo de que los zapatistas participen en la vida política civil de México y plantean la necesidad de crear espacios de encuentro para seguir analizando la situación chiapaneca y proponer soluciones.
Por su parte, el EZLN analiza los resultados de este diálogo nacional e internacional y comienza a poner en marcha las recomendaciones que en él se proponen.
De estos ires y venires, surgen tres iniciativas importantes que establecen los zapatistas con base en las sugerencias recibidas:
En el ámbito internacional:
· Hace un llamado para realizar un encuentro intercontinental en contra del neoliberalismo[5].
En el ámbito nacional:
· Forma comités civiles de diálogo como base de discusión de los principales problemas nacionales y semilla de una nueva fuerza política no partidaria.
· Propone la construcción de nuevos Aguascalientes como lugares de encuentro entre la sociedad civil y el zapatismo.
Aquí es entonces cuando nacen oficialmente los demás Aguascalientes. La mayoría en territorio chiapaneco (Oventik, La Realidad, La Garrucha, Roberto Barrios, y Morelia), otros fuera de este Estado como el de Casa del Lago y Ojo de Agua en la UNAM, en Ciudad de México e incluso uno fuera del país, en Madrid, España[6].
Entre 1994 y 2003 los Aguascalientes cumplieron en parte con su objetivo inicial pero poco a poco, tal como lo reconocen los zapatistas con la capacidad de autocrítica que los caracteriza, se convirtieron en una especie de bodegas en donde se depositaban objetos enviados de todo el mundo para contribuir a “mejorar las condiciones de vida de los indígenas”. En una Cenicienta a la espera de la zapatilla compañera que le cambiaría por fin la vida: “Entonces pensamos que era cuestión de tiempo, que la gente iba a entender que los indígenas zapatistas eran dignos y que buscaban no limosnas sino respeto (…) en los Aguascalientes se amontonan computadoras que no sirven, medicinas caducas, ropa extravagante (para nosotros) que ni para las obras de teatro ("señas" les dicen acá) se utilizan y, sí, zapatos sin su par. Y siguen llegando cosas así, como si esa gente dijera "pobrecitos, están muy necesitados, seguro que cualquier cosa les sirve y a mí esto me está estorbando. No sólo, hay una limosna más sofisticada. Es la que practican algunas ONG y organismos internacionales. Consiste, grosso modo, en que ellos deciden qué es lo que necesitan las comunidades y, sin consultarlas siquiera, imponen no sólo determinados proyectos, también los tiempos y formas de su concreción. Imaginen la desesperación de una comunidad que necesita agua potable y a la que le endilgan una biblioteca, la que requiere de una escuela para los niños y le dan un curso de herbolaria”[7].
Desvirtuados en su misión inicial, los Aguascalientes entraron en “sala de observación” por parte de la dirigencia del EZLN con un fuerte argumento en contra que anunciaba su inminente replanteamiento o desaparición: “la resistencia de las comunidades zapatistas no es para provocar lástima, sino respeto. Acá, ahora, la pobreza es un arma que ha sido elegida por nuestros pueblos para dos cosas: para evidenciar que no es asistencialismo lo que buscamos, y para demostrar, con el ejemplo propio, que es posible gobernar y gobernarse sin el parásito que se dice gobernante”. El planteamiento anterior convocaba sin duda a retomar la lucha por la autonomía, es decir, la lucha por mantener la capacidad de autogobernarse y por asumir la responsabilidad de los proyectos que realmente satisficieran las necesidades de la comunidad. Algo totalmente opuesto a lo que se venía dando, la imposición de proyectos foráneos, la idea de ver al indígena como minusválido urgido de la ayuda externa para poder salir adelante.
En la sala de observación y ante la contundencia de las evidencias, los Aguascalientes recibieron la muerte con resignación. El 8 de agosto de 2003 se llevó a cabo el entierro en medio de fiesta y jolgorio.
Caracoles, autonomía de la sociedad civil
El caracol tiene una gran importancia dentro de la mitología maya dado que significa muchas cosas sagradas. De una parte, es símbolo por excelencia del agua y, por ende, de la vida. También un instrumento musical, una metáfora que muestra la condición cíclica que tiene el tiempo y una representación física del número cero. Con todas estas imágenes ancestrales presentes, el 9 de agosto de 2003 nacieron en Chiapas los Caracoles[8] que según lo anunciara el subcomandante Marcos serían: “como puertas para entrarse a las comunidades y para que las comunidades salgan; como ventanas para vernos dentro y para que veamos fuera; como bocinas para sacar lejos nuestra palabra y para escuchar la del que lejos está. Pero sobre todo, para recordarnos que debemos velar y estar pendientes de la cabalidad de los mundos que pueblan el mundo”[9].
El paso de los Aguascalientes a los Caracoles significó antes que nada, la transformación de zonas de solidaridad entre localidades afines, en redes de gobierno municipales autónomas, que a su vez se articulan en redes de gobierno que abarcan zonas y regiones más amplias[10].

Lo anterior implicó por tanto, la instauración de un proyecto alternativo de organización social cuyo eje era la autonomía y cuya organización se condensa en la frase “mandar obedeciendo”, es decir, el poder cambiando su relación de sujetador –del que manda– a ser el que obedece, en resumen, la creación de pueblos-gobierno. Municipios autónomos en los que las comunidades asumieron la responsabilidad de nombrar a sus autoridades locales y a sus delegados para que cumplieran con sus mandatos[11]: “En cada Caracol se distingue perfectamente una nueva construcción, la llamada ´Casa de la Junta de Buen Gobierno´. Según se alcanza a ver, habrá una ´Junta de Buen Gobierno´ en cada zona y representa un esfuerzo organizativo de las comunidades, no sólo para enfrentar los problemas de la autonomía, también para construir un puente más directo entre ellas y el mundo”[12].

Con los Caracoles entonces, se hizo manifiesto que el referente zapatista no estaba en el Estado sino en la sociedad civil, por ello la lucha no pasaba por apropiarse del Estado sino por construir un espacio de socialización novedoso. Ello implica el traslado de las formas de poder del Estado –que es en donde tradicionalmente han permanecido– a la sociedad civil, lo que permitiría crear contrapesos que pongan límites al poder.
El presente y el futuro
Dos años han pasado desde la instalación de los Caracoles. En este tiempo los zapatistas han sostenido esta estructura político-social en sus municipios autónomos manteniendo la vigilancia del buen gobierno a las bases de apoyo, rotando cargos para consolidar la formación político-administrativa de los dirigentes elegidos popularmente, impartiendo lineamientos desde el Comité Clandestinos Revolucionario Indígena CCRI y formando nuevas generaciones de zapatistas.
Sin embargo, nuevos acontecimientos hacen pensar en un cambio de estrategia tanto política como social. El primer indicio de ello es el angustioso llamado de alerta roja del Sub Marcos el 20 de junio del presente año, en el cual denunció presiones a las comunidades por parte del gobierno central e incluso advirtió acciones futuras que podrían ser bélicas. La respuesta del gobierno de Fox fue una acusación a la comunidad zapatista de ser cultivadora de marihuana y una negación absoluta de estar ejerciendo cualquier tipo de coacción contra la población indígena.
En un segundo llamado hecho desde la Sexta declaración de la Selva Lacandona a finales de junio de 2005, el Subcomandante Marcos saluda el éxito de los Caracoles pero reconoce una especie de estancamiento del movimiento que obliga a ampliar sus horizontes con una convocatoria a obreros, campesinos, estudiantes, maestros y empleados que se comprometan a trabajar en una campaña –La Otra campaña– con miras a crear un programa nacional de lucha anticapitalista y de izquierda.
El 16 de septiembre el zapatismo anuncia el éxito de la convocatoria a la sociedad civil propuesta en junio, con cifras precisas: 55 organizaciones políticas de izquierda, 103 organizaciones indígenas de México, 162 movimientos sociales, 453 ONG y 1.624 personas a título individual. De igual manera, notifica la puesta en marcha de la Otra Campaña con la realización de una nueva movilización por todo México por parte de una comisión encabezada por el Sub Marcos comenzando en enero de 2006 en San Cristóbal de las casas y culminando en el D.F. con una plenaria-informe. El objetivo de esta primera movilización es hacer una ronda inicial de reuniones logísticas de preparación para el mes de septiembre y reuniones bilaterales con quienes lo propongan en cada estado.
Entre septiembre de 2006 y marzo de 2007 se realizará una segunda ronda dirigida por una delegación nacional y varias delegaciones estatales y regionales que cumplirán reuniones por todos los estados para establecer una especie de diagnóstico nacional. En abril de 2007 la delegación nacional y las regionales serán relevadas por un nuevo equipo.
La creación de los Caracoles hace dos años nos mostró la intencionalidad por parte de los zapatistas de consolidar un proyecto político y social que se venía gestando veinte años atrás en el cual la autonomía era el punto central.
Se intuye entonces que el zapatismo sintiéndose mucho más maduro desde el punto de vista político-administrativo gracias a su experiencia exitosa de dos años en los Caracoles, le apunta ahora a afianzar una propuesta nacional que incluya múltiples actores sociales.
A pesar de que el Sub Marcos ha insistido en su negativa de hacer alianzas políticas con partidos tradicionales o recibir financiación de los mismos para su movilización nacional de 2006, quedan muchas preguntas flotando:
· ¿Significa que el zapatismo se convertirá en un nuevo partido político de izquierda para México?
· ¿Si esto se da, podemos pensar que la lucha del zapatismo ya no buscará construir un espacio de socialización novedoso sino, como cualquier partido tradicional, pretenderá acceder al poder central a través de las urnas?
· ¿Están los movimientos de izquierda mexicanos dispuestos a crear esta alianza con los zapatistas?









BIBLIOGRAFÍA
DÁVALOS, Pablo (comp.). Pueblos Indígenas, Estado y democracia. CLACSO libros. Buenos Aires, 2005.

GONZÁLEZ CASANOVA, Pablo. Los caracoles Zapatistas, redes de resistencia y autonomía. En Revista OSAL No 11. CLACSO, 2003.

LE BOT, Yvon. El sueño Zapatista. Editorial Anagrama, Barcelona, 1997.

Subcomandante Marcos en Chiapas: la treceava estela. Segunda parte: una muerte. Julio 2003.

Subcomandante Marcos en Chiapas: la treceava estela. Tercera parte: un nombre. Julio 2003.

Subcomandante Marcos en Chiapas: la treceava estela. Sexta parte: un buen gobierno. Julio 2003.
Subcomandante Marcos. Sexta declaración de la Selva Lacandona. Septiembre de 2005.
[1] Subcomandante Marcos en Chiapas: la treceava estela. Segunda parte: una muerte. Julio 2003.
[2] La propuesta de esta convención se resume en los siguientes puntos:
· La soberana convención revolucionaria será nacional en tanto su composición y representación deberá incluir a todos los estados de la Federación, plural en el sentido en que las fuerzas patriotas podrán estar representadas, y democrática en la toma de decisiones, recurriendo a la consulta nacional.
· La convención estará presidida, libre y voluntariamente, por civiles, personalidades públicas de reconocido prestigio, sin importar su filiación política, raza, credo religioso, sexo o edad.
· La convención se formará a través de comités locales, regionales y estatales en ejidos, colonias, escuelas y fábricas por civiles. Estos comités de la convención se encargarán de recabar las propuestas populares para la nueva ley constitucional y las demandas a cumplir por el nuevo gobierno que emane de ésta.
· La convención debe exigir la realización de elecciones libres y democráticas y luchar, sin descanso, por el respeto a la voluntad popular.
· El Ejército Zapatista de Liberación Nacional reconocerá a la Convención Democrática Nacional como representante auténtico de los intereses del pueblo de México en su tránsito a la democracia.

[3] El nombre se tomó rememorando la Convención de las fuerzas revolucionarias mexicanas en la segunda década del siglo XX.
[4] El 8 de agosto de 1994, en la sesión de la Convención Nacional Democrática celebrada en Guadalupe Tepeyac, el Comandante Tacho, a nombre del Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, inaugura en presencia de unas 6.000 personas procedentes de diversas partes de México y del mundo, el llamado "Aguascalientes" y lo entrega a la sociedad civil nacional e internacional.

[5] El Encuentro se realizó en Oventic, San Andrés Sacamch’en de los pobres, el 27 de julio de 1996.
[6] De este modo los describió el comandante Tacho: “Nuestros Aguascalientes no son lugares para llamar a la guerra o a la destrucción pero tampoco son para decir que la injusticia y la esclavitud, el autoritarismo, deben seguir. Nuestros Aguascalientes son lugares para llamar a la paz y a la construcción pero a una paz nueva, justa y digna, y a construir una nueva patria democrática, libre y justa. Nuestros Aguascalientes son también lugares para que nuestra cultura no se pierda, son lugares para que viva y no muera, pero también son lugares donde nuestra cultura, la cultura de nuestros más primeros abuelos, se encuentre con otras culturas de México y del mundo”. En Chiapas: la treceava estela. Segunda parte: una muerte. Julio 2003.

[7] Subcomandante Marcos en Chiapas: la treceava estela. Segunda parte: una muerte. Julio 2003.
[8] El Caracol de la Realidad, de zapatistas tojolabales, tzeltales y mames, se denominó Madre de los caracoles del mar de nuestros sueños (S-nan xoch baj paman ja tez waychimel ku untic). El caracol de Morelia, de zapatistas tzeltales, tzotziles y tojolabales, se denominó Torbellino de nuestras palabras (muc ul puy zutu ik ju un jc optic). El Caracol de la Garrucha, de zapatistas tzeltales, se denominó Resistencia hacia un nuevo amanecer (te puy tas maliyel yas pas yach il sacál quinal). El Caracol de Roberto Barrios, de zapatistas choles, zoques y tzeltales, se denominó El caracol que habla para todos (Te puy yax sco pj yu un pisiltic , en tzeltal), y (Puy muitit an cha an ti lak pejtel, en chol). El Caracol de Oventik, de tzotziles y tzeltales, se denominó Resistencia y rebeldía por la humanidad (ta tzikel vocolil xchiuc jtoybailtic sventa slekilal sjunul balumil).

[9] Subcomandante Marcos en Chiapas: la treceava estela. Segunda parte: una muerte. Julio 2003

[10] Así lo define Pablo González Casanova en el artículo Los caracoles Zapatistas, redes de resistencia y autonomía. En Revista OSAL No 11.
[11] La justificación de la existencia de estas Juntas de Bueno Gobierno en los Caracoles se explica por los Zapatistas de la siguiente manera:
· Para tratar de compensar el desequilibrio en el desarrollo de los municipios autónomos y de las comunidades. Esto debido a que con la existencia de los Aguascalientes se dieron desarrollo distintos entre los municipios, dado que algunos recibían mayor ayuda económica y en proyectos, que otros.
· Para terciar en los problemas eventualmente pudiese darse entre municipios autónomos, y entre municipios autónomos y municipios gubernamentales.
· Para atender las denuncias contra los Consejos Autónomos por violaciones a los derechos humanos, protestas e inconformidades y ordenar a los Consejos Autónomos Rebeldes Zapatistas la pronta reparación de los errores, y vigilar el cumplimiento de las normas.
· Para supervisar y colaborar en la realización de proyectos y tareas comunitarias en los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas, cuidando que se cumplan los tiempos y formas acordados por las comunidades.
· Para vigilar el cumplimiento de las leyes establecidas de común acuerdo con las comunidades, funcionen en los Municipios Rebeldes Zapatistas.
· Para atender y guiar a la sociedad civil nacional e internacional para visitar comunidades, realizar proyectos productivos, instalar campamentos de paz y realizar investigaciones que le resulten útiles a las comunidades.
· Para, de común acuerdo con el CCRI-CG del EZLN, promover y aprobar la participación de miembros de los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas en actividades o eventos fuera de las comunidades rebeldes.

[12] Subcomandante Marcos en Chiapas: la treceava estela. Segunda parte: una muerte. Julio 2003